martes, 22 de octubre de 2013

Sed de conocimientos - Todo está en la red

Me asombra Internet. Me encanta la fuente de conocimientos tan grande que es. Sé que hay gente que entra en internet sólo para leer y enviar mails, otros para conectar con los amigos en chats y redes sociales, quizás para jugar online con otras personas, conocidas o no, los hay que la usan para bajarse una película o el último disco de Lady Gaga, para sacarse un billete de avión o reservar un hotel, y cómo no, Internet is for porn.

A mí todo esto me parece como el que utiliza un libro para calzar una mesa: un desperdicio.

Internet es el agujero negro de las mentes inquietas. En el momento que necesitas información sobre cualquier cosa, basta con coger un portátil, una tablet o un smartphone con conexión a la red (esto último hace que la herramienta más útil del mundo pueda ir con nosotros a cualquier lado), teclear una pregunta o una temática, y en cuestión de décimas de segundos obtener la respuesta que buscabas. Hasta qué punto no estará este recurso presente en mi vida, que mentalmente divido mis interrogantes entre los que internet puede resolver y los que no. Estos últimos, aquellas preguntas que no se responden por Internet, son las que demuestran ser las más importantes, las que me identifican como persona, las que más duele no poder resolver: cómo hacer para superar la muerte de un ser querido. Por qué me ha dejado mi novio. ¿Me conviene seguir con esta situación? ¿Debería dejar mi trabajo actual? Cómo hacer para proteger a mi hija de todas las amenazas que la rodean. Cómo educarla correctamente. Cómo ser una buena madre. ¿Cómo hago para encontrar un trabajo? ¿Qué debería ser de mayor? ¿Cuánto tiempo más podré disfrutar de mi madre? ¿Estaré desperdiciando los mejores años de mi vida? ¿Hay alguna amenaza a la vuelta de la esquina?


viernes, 6 de septiembre de 2013

Colleja virtual - Creación del Universo o Somos tan sólo un estornudo del Tiempo



En mi anterior entrada sobre la evolución del hombre y otras divagaciones, afirmaba yo que Empiezo a meterme en harina, casi al principio de todo, hace 180 millones de años aparecieron los primeros mamíferos cuando la tierra aún estaba dominada por los grandes saurios. Ay qué risa tía Felisa. He aquí un claro ejemplo de antropocentrismo. Y eso que se suponía que quería tomar perspectiva. Como si antes del hombre no hubiera habido nada, como si una vez el hombre se extinga el Universo no continuará sin él…
 
Pues sí, mis últimas inquietudes intelectualoides (me suena pretencioso llamarlas intelectuales y más hoy, no creo que lo merezcan), me ha llevado al origen del Universo, del sistema solar y de esta pelota rocosa en la que vivimos, y su evolución hasta adquirir las condiciones necesarias para empezar a albergar y desarrollar eso que llamamos VIDA. Todo ese periodo de tiempo que va desde la formación de la Tierra hasta la vida lo llamamos Eón Precámbrico, y dura unos 4.000 millones de años, millón arriba millón abajo. Antes de esto tenemos la creación del Universo hasta la creación de la Tierra, que son otros 9.000 millones de años, si ponemos la creación del Universo en el punto del Big Bang hace 13.700 millones de años, algo que es cuestionado hoy en día. Y tras el Eón Precámbrico, no es hasta la mitad del actual Eón Fanerozoico que aparecen los dinosaurios, en el Mesozoico o Era Secundaria, hace 250 millones de años.


jueves, 5 de septiembre de 2013

Como cada septiembre, comienzo de curso


Septiembre siempre huele a nuevo, a cuaderno por estrenar. Hay personas que pasan cuenta del año cada 31 de diciembre, los hay que hacen propósitos de Año nuevo cada 1 de enero, están los que nunca hacen recuento de sus debes y haber, y por último estamos los que seguimos con la costumbre, dura de arrancar después de tantos años de colegio y Universidad, de que cada Septiembre es un nuevo comienzo, y podemos tomar la resolución de que “este año será distinto”: atenderé más en clase, cuidaré mi letra en mis cuadernos, no emborronaré, haré los deberes a diario, no perderé de nuevo el estuche.

Caía en la cuenta el otro día, con mi hermana contándome que su vuelta a Munich aparecía como una nueva etapa en su vida, se lleva a mi canguro de au-pair, un nuevo curso que comienza, último de Kindergarten para M, segundo de colegio para T, y primero para toda la familia sin su padre, sin su marido. Una nueva etapa.
Yo empiezo el nuevo curso yéndome a las montañas, muy cerquita de los Pirineos, a un pueblito de diez casas y veintidos habitantes, dos semanas en medio de ninguna parte y rodeada de belleza con la meloncilla y con los que más quiero. Tengo un comienzo de curso de lujo, y me gustaría disfrutarlo. Así que aquí dejo mis propósitos de curso nuevo:

jueves, 29 de agosto de 2013

Brujuleando - El origen del hombre y la evolución de la consciencia desde un punto de vista nada formal

Hoy tengo un día sesudo, un día en los que mi cerebro pide a gritos aprender algo. Igual que hay días en los que uno se despierta con ganas de actividad física, hoy mi cerebro se ha despertado con ganas de actividad intelectual.

Así que me he puesto a brujulear en la red, un comentario en una noticia de Menéame (dónde va la grasa cuando se quema, spoiler, al final de todo el ciclo, las grasas se eliminan por el CO2 de la respiración), en el que hablaba de la famosa serie “Érase una vez el cuerpo humano” (¡quiero esa colección para mi sobrino T ya!), me puse a mirar contenidos didácticos para niños sobre ciencias, di con algunos viejos libros de texto de los años 80, desempolvé mis ganas de volver a estudiar los contenidos de cultura básica de nuevo cuando la Meloncilla tenga que pasar por ellos (intentaré no hacer los deberes con ella ni mucho menos “por” ella, pero sí quiero leerme los libros de texto en ratitos para desempolvar conocimientos, aunque algo me dice que acabaré cabreada más de una vez y más de dos), es increíble cómo se me han olvidado todos los contenidos estudiados durante años como si de un viejo idioma se tratara (también se hablaba del ciclo de Krebs en dicha noticia, y confieso que me sorprendió enterarme que era algo que se estudiaba antes en BUP. ¿Yo he estudiado eso? ¡Y yo estudié ciencias puras! Me inclino más a pensar que lo memoricé, atrapada en mil tecnicismos y con el único objetivo de aprobar, pero no lo entendía ni nadie se esforzó en explicármelo).

viernes, 23 de agosto de 2013

Una señora de mediana edad - Antes, ahoras


Hay muchas cosas en las que siento que ya he dejado de ser una jovenzuela para convertirme en “una señora de mediana edad”. Día a día me sorprendo con la cantidad de cosas que antes me entusiasmaban y ya han dejado de gustarme, con este cambio de actitud, de mentalidad o de gustos que no sé de dónde ha salido. Antes pensaba que lo que me gustaba iba inherente a mi Yo, nunca cambiaría, ahora me doy cuenta que muchos de esos gustos eran parte de una fase, conformaban mi juventud. Si pienso cuándo ha tenido lugar la mayoría de estos cambios, ha sido durante la década de los treinta años, supongo que en los 40 se consolidarán y aparecerán algunos (¿muchos?) nuevos.  ¿Es mejor dejarse llevar y vivir como lo siento, aunque eso suponga volverme poco a poco en la vieja cascarrabias que probablemente lleve dentro? ¿Luchar contra ello y esforzarme en no perder lo que un día me hizo feliz sería una manera de aprehender lo que queda en mí de joven?

Empecemos enumerando estos cambios, en qué han consistido:

miércoles, 21 de agosto de 2013

Cosas que de niños veíamos normales y ahora no tanto

Me está causando mucho placer ahora mismo leerme una biografía de Gila llamada "Y entonces nací yo", en donde desgrana su vida con ese sentido de humor tan característico suyo. Me alucina ver la memoria que tiene para anécdotas, nombres, historias y situaciones, y cómo rescata cada episodio de su infancia y nos transporta a vivirlo con él, un niño de familia humilde en la España de la pre guerra. Algunas de las anédotas me ha hecho ver una vez más cómo han cambiado los niños de entonces a los de ahora, que tienen muchísimo más pero también disfrutan menos de las cosas, y cómo quizás en el fondo fueran más libres los de entonces. Lo que me ha llevado a pensar en cosas que eran mi día a día de niña, y que quizás ya ahora no se vean tan normales. Me pongo a recordar y enumero...

- La ropa se heredaba, pasaba de los más mayores a los pequeños. En mi caso tuve suerte y mi madre, que cosía, nos hacía el mismo vestido a mi hermana mayor y a mí, cada uno de un color (normalmente el mío era el verde, por aquello de ser pelirroja). Pero eso no quitaba que heredara después ropa de mi hermana y sus uniformes de colegio. También llegaban en grandes bolsas a casa, de vez en cuando, ropa de hijas de amigas de mi madre para ser reutilizadas por nosotros. Aquello era una feria, de repente teníamos un montón de “ropa nueva” para nosotros!

miércoles, 7 de agosto de 2013

La Máquina del Tiempo - Tráfico en Kathmandu (2007)

(15 de mayo de 2007)


Bueno, aqui estoy de nuevo para enseñaros un poquito las cosas que he visto y he hecho estos ultimos dias. He de confesaros que lo estoy pasando FATAL para preparar este blog: tengo mas de 600 fotos de esta ultima semana, y hacer una seleccion es realmente dificil! Habia reunido las mas representativas, y me salen mas de 100... Asi que tendre que descartar de nuevo. Pero esto huele a que os voy a marear con montones de fotos, asi que pido perdon de antemano...

Esto de publicar solo un blog a la semana hace que acumule una cantidad de fotos... Buf!

Daos cuenta que aqui, en cada esquina, tienes una foto alucinante que hacer. Cualquier quiosco de fruta, cualquier persona que pasa por la calle, o que charla con otro, es una fotografia llena de colorido y significado para tener una imagen de esto. Desde luego, dios bendiga al inventor de las camaras digitales: no se que hubiera sido de mi si aun tuviera que viajar con mi vieja reflex y los carretes de toda la vida. Seguro que sufriria bucho!

Pasear por Kathmandu es una maravilla por eso. Es muy dificil describir las sensaciones, pero lo intentare. El barrio de Thamel, que es donde nos quedamos la mayoria de los extranjeros, es un conjunto de calles llenas de tiendas de montaña (pues Nepal hace tiempo que dejo de ser destino hippie para convertirse en destino de montañeros), tiendas de pashminas tibetanas, lavanderias, ciber cafes, ghuest houses, bolsos, productos de papel de arroz, camisetas bordadas, casas de cambio... el paraiso de las compras! Pero para disfrutar de las tiendas, antes has de ir esquivando los rickshaws, motos y taxis que conducen como locos, con una mano en el volante y la otra en el claxon, tocando cada dos segundos como si les fuera la vida en ello... El ruido puede hacer que te vuelvas loca...

Diario de un cuerpo

Hace unos meses terminé de leer la novela Diario de un Cuerpo, de Daniel Pennc. Me llamó la atención la sinopsis en la contraportada: el diario mediante el que un chico intenta registrar las glorias (pocas) y miserias (más abundantes) de su cuerpo, al fin de intentar “corporizarse” y establecer una relación real con su cuerpo, ignorado y desconocido para él, al haber vivido una infancia “entre fantasmas”, junto a un padre moribundo y una madre ausente, y haberse sentido toda su vida más una presencia que un cuerpo. Cuando el cuerpo empieza a traicionarle y le trastorna, decide registrar todos los descubrimientos del mismo a fin de comprenderlo mejor. El diario empieza con sus pavorosos casi trece años, con un suceso que marca un punto de inflexión en su vida y en sus ganas de cambiar y adaptarse, y termina en el momento de su muerte, acercándose a los noventa.

Me da la impresión que es el típico libro que, dependiendo de cuando lo leas, te puede parecer un aburrimiento (sé de alguna persona que así lo ha descrito, cosa que no comprendo, al menos que en ese momento estés buscando una trama elaborada, de la que el libro no carece del todo), o te puede maravillar por la belleza de sus líneas, la riqueza de sensaciones y descripciones que recoge. A mí me fascinó. Empecé a recoger citas desde el principio hasta el final, como para llenar un cuaderno con ellas. Tantas, que ahora no sé qué hacer con ellas.

Me gustaría recomendar este libro, aunque es difícil, pues no sé si será entendido o más bien disfrutado como se merece. A ser francos, eso me pasa con casi todos los libros que me han gustado. Para mí hay que entenderlo desde la maravilla que es el cuerpo humano, su fisiología y su funcionamiento, descrito desde un cierto lirismo, incluso en sus pasajes más escatológicos. Es un diario en el que, aunque se protagonista se esfuerza en recoger tan sólo hechos y sensaciones relativas a su cuerpo, trasluce la misma sensibilidad, éxtasis y agonía de la que todos los cuerpos están hechos. Dejaré algunos pasajes (no todos, imposible) por aquí, por si alguien quisiera asomarse un ratito a él y descubrir si le enamora o no. Entonces recomiendo comprarlo y leerlo en algún lugar tranquilo, sin prisas y sin distracciones…, como cualquier buena lectura merece.

jueves, 27 de junio de 2013

Digerir la vida


Por qué la gente me cansa y necesito estar sola no es un misterio para mí. Siempre he sido así, como tengo un color de ojos determinado. Lo que sí es un misterio para mí es que haya tan poca gente que lo entienda, o que puede sentirse identificada conmigo cuando cuento esto. O no está bien visto expresar este tipo de cosas, o los que piensan como yo están bien escondidos.

Siempre he necesitado mis espacios de soledad. No sólo para realizarme en distintos planos, plásticos o intelectuales, también e imperativamente para darle un par de vueltas a los principales aprendizajes del día, que pueden haber venido por algo que he leído, que me han contado, que me ha pasado, que me haya sorprendido, por alguna conclusión que he sacado, por distintas vías. No es algo consciente, no es algo que me proponga hacer, es que simplemente funciono así. Necesito un rato en soledad para digerir lo vivido.

Cuando estoy con gente, especialmente si estoy en ambientes con mucha gente a la vez (una reunión, una fiesta), me desubico fácilmente, me disperso mucho. Me siento llevada por una marea, me veo hablando de todo y nada a la vez con distintas personas, dejando conversaciones a la mitad porque la persona en cuestión es interrumpida por otra que llega, o se acerca alguien para saludarme a mí. Voy saltando de una persona a otra sin acabar de centrarme en ninguna, y literalmente me voy mareando. Sobre todo me voy sintiendo agotada, saturada. Aguanto más bien poco, el resto del tiempo tan sólo lo soporto. Todo lo que pase de una hora en este tipo de situaciones es demasiado para mí.

lunes, 27 de mayo de 2013

Nemo, historia de un nombre

Por qué me llamo Nemo, o me gusta llamarme Nemo, tiene mucho que ver, cómo no, con la literatura, aunque nunca supe las razones exactas por las cuales lo escogí como sobrenombre, supongo que hay cosas, las realmente importantes, para las que uno no necesita razones, simplemente las sabe.
Indagando sobre este nombre que ya guarda tantas connotaciones distintas para mí, he buscado distintos personajes reales o inventados que compartieran ese nombre, y no he encontrado ninguno nuevo a los pocos que ya conozco. Quizás alguien pueda ayudarme añadiendo algún Nemo más a la lista?

Capitán Nemo: por orden de importancia, es el primero que debe aparecer en mi lista. Ha sido un referente romántico en mi imaginario desde que era una niña. Dentro de la bibliografía de Jules Verne es quizás el único personaje complejo que aparece (la gran mayoría de los personajes de Verne son bastante planos), y el único que aparece en más de una de sus obras, haciendo un cameo en “La Isla Misteriosa” donde asistimos a su muerte-inmolación. Qué pena me dio aquél relato! Tanto imaginé y suspiré de la mano del viejo capitán misántropo, recluído por voluntad propia en su Nautilus, lejos de la raza humana, recorriendo incansablemente tanta belleza submarina. Gracias a un comic de 20.000 leguas de Viaje Submarino tengo grabadas en mi imaginario infantil las ruinas submarinas de una Atlántida deliciosa, recorrida por los buzos con escafandras-caracolas, rodeados de Gran Azul, así como la lucha contra el calamar gigante y otras grandes sorpresas sobrecogedoras a mis ojos de niña. El Capitán Nemo fue anterior a Cousteau, el Nautilus fue mi morada soñada, recorrer los fondos submarinos mi gran sueño. Tuve que esperar muchos años para poder hacerlo, y el gozo sigue siendo el mismo que el de aquella niña contemplando la Atlántida siguiendo la estela del viejo Nemo.

jueves, 9 de mayo de 2013

Breve vocabulario de una meloncilla de año y medio


 Mamá: necesito algo
Papá: mi chico favorito
Ille: papá también se llama así
Nena: mi primita favorita
Tete: mi mejor amigo, tengo varios repartidos por la casa
Bibi: quiero desayunar
Aua: tengo sed
Má: hace falta que te lo repita? Pues te lo repito. Quiero má, má, má, má, máaaaaaaaaaaaaa
Bebé: esos niños en carritos o los brazos de otras mamás que muchas veces son mayores que yo
Nene/a: los que son mayores que los bebés, hasta los veintitantos por lo menos.
Gugú: el postre nuestro de cada día, dice mamá que el lacteo es bueno, pero yo empiezo a estar un tanto hartita.
No: he dicho que no quiero gugú, que no te enteras.
Caca: con un poco de suerte te lo diré, pero sólo cuando ya la hayas descubierto, antes jamás.
Mano: la cosa que tengo al final del brazo. Que me la deeeees.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Pieloplastia abierta (riñoncitos al jerez)





La maternidad también era esto, y es una de las peores cosas de ser madre. El temor a que le pase algo. El miedo a que sufra sin poder aliviarla. Saber que en tres días operan a tu hija, y lo va a pasar muy mal. Y tú tendrás que hacer de tripas corazón, distraerla, calmarla y consolarla, cuando lo que quisieras es lamentarte y que te consuelen a ti.

Verla cada día contenta, correteando y jugando, aprendiendo cosas nuevas, repartiendo besitos por la calle y partiéndose a carcajada limpia con esa risa contagiosa de cascabel que tiene, y saber que en unos días todo serán lamentos, dolores y estar varios días hospitalizada, tumbada en una cama sin poder moverse ni salir de la habitación, mirándote con ojos de corderito degollado y llorándote todo el día para que su mamá lo arregle todo. Desear con toda tu alma que no la operen.  Y saber al mismo tiempo que lo mejor que le puede pasar es que la operen, un doctor tan bueno y en un hospital tan bueno, porque en otro lugar, en otro momento, habría acabado perdiendo un riñón entre dolores, y el hecho de poder operarla es un privilegio al alcance de muy pocos niños.

La Máquina del Tiempo - Crónicas del Everest (2007)

(7 de Mayo de 2007)


Por fin estoy de vuelta en Kathmandu, antes de lo previsto. El trekking, que deberia haber durado unos 15 dias, me lo he chupado en 11. Toma ya! Eso si, estoy muelllta... Subir y bajar montañas 7-8 horas al dia tiene tela, sobre todo para una novata como yo.
 
Este es el mapa del camino que he hecho:
Espero que se vea bien, si no podeis copiar la foto por ahi y ampliarla.Yo tome el camino de la derecha, el de la izquiera (que lleva al glaciar de Gokyo) no me atrevi a hacerlo sola, a veces hacen falta crampones para atravesarlo, y yo de eso... pues como que no.
 
El resumen queda mas o menos que asi:
 
- Jueves 26 de abril: llegada al aeropuerto de Lukla (2800 m). 2.5 h hasta Phakding (2600 m).
- Viernes 27 abril: Marcha hasta Namche Bazaar(3440 m), 5 h.
- Sabado 28 abril: dia de aclimatacion en Namche Bazaar. Excursion a Thami y subida al monasterio: 4030 m, 7 horas ida y vuelta.
- Domingo 29 abril: Marcha hasta Tengboche, 3867 m. 5 h.
- Lunes 30 abril: marcha hasta Dingboche, 4360m. 4h.

martes, 7 de mayo de 2013

La máquina del Tiempo - La Niña: historias de Madrid (II) 1999

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Yo sé a dónde voy, o sea que tú haz lo que quieras. Puedes caminar a mi lado o irte a tomar por culo. Me da igual lo que decidas, es tu vida, pero si después te arrepientes no vengas a buscarme. Habré muerto ya cuatro veces y no seré la que era. Hoy hago trampas cuando juego al póker, mañana me piraré con tus pelas. Y deja ya de joderme con tus problemas, ya estoy harta de escuchar tus mierdas. Si te callas un rato la boca, a lo mejor oyes alguna buena idea y eres capaz de arreglar tu vida. La mía la tengo clara, ya te he sacado cien metros de ventaja. ¿Que prefieres quedarte ahí sentado? Tú mismo, tío. Pero no intentes que me quede contigo. Lo que tú quieres enseñarme a mí me resbala, y si lo que yo sé a ti no te interesa, ¿por qué coño seguimos hablando?

Y no me comas la moral diciéndome que te he dado la espalda. Es culpa tuya por haberte quedado detrás. Yo voy a seguir avanzando. Tengo una cita con el diablo y no quiero llegar tarde.
 
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Seguro que tú también tienes un colega muerto.
 
Te reúnes una noche en casa de unos amigos y encendéis unos canutos, abrís unas birras y empezáis a divagar. En la primera fase discutís sobre la vida y la muerte, lo humano y lo divino, lo prohibido y lo permitido. Poco a poco os empezáis a salir de la conversación. Rosario se pone a bailar, totalmente predecible. Tú la miras y te ríes, te ríes mucho porque de repente lo comprendes todo porque todo lo ves distinto, y no entiendes cómo has podido estar tan ciega. Escuchas la letra de Jane Says, por fin entiendes lo que realmente se esconde entre líneas, aún te parece mejor la canción que cuando tan sólo te quedabas con lo que decía. Manu empieza a jugar con los churretones que caen de la vela, y tú te quedas hipnotizada con los juegos de la llama. Te pasan otro canuto. Fumas. Lo pasas. Te entra sed, bebes. Te entra hambre, devoras patatas fritas. Te entran ganas de bailar, y te mareas cuando te levantas del futón. El suelo se ha alejado dos palmos de tus pies mientras giras y saltas, te sientes en conexión con el aire que te rodea.
 

lunes, 6 de mayo de 2013

Postales de aquí y allá desde mi memoria (II)

6. La primera vez que viajé a una ciudad sola me fui de fin de semana a Viena, en comparte-coche desde Munich. Tenía 21 años. Quedé con mi conductora para el regreso a la salida de una estación de metro de Viena. Para evitar perderme, llegar tarde y arriesgarme a quedarme colgada en aquella ciudad que me pareció bastante fría (lo achaqué durante mucho tiempo a haberla recorrido sola y no poder compartirla con nadie, no fue hasta años más tarde que descubrí que viajar en solitario es uno de los mayores lujos que hay), llegué con bastante antelación a la parada del metro. Me senté sobre el limpísimo suelo a leer un libro (La Casa de los Espíritus, se me quedó grabado en la memoria) con la mochila a mi vera. En un par de minutos estaba envuelta en el suave universo mágico de Isabel Allende. Una mano frente a mí me sacó de mis ensoñaciones para descubrir a una señora que me ofrecía una moneda. Me insistía que la aceptara, y yo horrorizada, negaba con la cabeza. Concluí que me había confundido con una vagabunda, aunque me parecía que mi aspecto limpio aunque mochilero, leyendo un libro en una estación, no debía haber llevado a nadie a esa confusión. Hoy me pregunto sin tan sólo pensó que necesitaba ayuda para pagar el billete de metro. La anécdota no tiene más importancia si no fuera por el susto que me llevé al creer que alguien me tomaba por una mendiga. El tiempo curte: quince años más tarde me encontraba “mendigando” dólares en el aeropuerto de Kathmandú para pagar unas tasas de salida que no sabía que existieran, y para las que me quedé sin liquidez. Menos mal que los viajeros son gente enrollada, en cinco minutos recaudé los 20 dólares necesarios.

7. El primer vuelo que tomé en mi vida me llevó a la isla de la Gomera. Aquella isla me enamoró por su paraíso tropical. De ella recuerdo esencialmente la belleza de sus árboles (nunca pensé que un árbol de la papaya pudiera ser tan espectacular, y qué decir de los dragos), la carretera al filo de las montañas, la negrísima arena de sus playas y el ritmo lento de los días, con tertulias en el único café del pueblo al sabor de un sabrosísimo café “leche y leche”. Y alguna que otra borrachera en las fiestas lustrales. Sólo regresé una vez allí, y fue igualmente memorable, con recuerdo de bollos preñados recién hechos a las seis de la mañana.

domingo, 5 de mayo de 2013

Postales de aquí y allá desde mi memoria



1. La noche que más calor he pasado en mi vida tuvo lugar en Assuán, agosto 2010. Nos quedamos a dormir en casa de nuestro guía Shaher y su familia, nos quedamos en el dormitorio de invitados, con un balcón con vistas al desierto egipcio sudanés. El té de hibisco no fue suficiente para quitarnos la sed. En esos días había tormentas de arena en el desierto, y toda la casa, incluyendo las sábanas y suelo de nuestro cuarto, estaba cubierta con una fina película de arena. Nos metimos en la cama para descubrir sorprendidos que del colchón emanaba calor. Era como estar tumbados sobre una manta eléctrica a 40 grados de temperatura. Nos echamos al suelo, pero por supuesto las baldosas también soltaban calor, aunque al menos su material te hacía creer que habría un par de grados de diferencia con la cama. Nos acercábamos al balcón. Una bofetada de aire caliente con micropartículas de arena nos recibía, burlándose de nosotros y de nuestro afán por la más mínima brisa nocturna. El ventilador giraba inútil en nuestro dormitorio, removiendo el aire caliente en suaves remolinos. Los minutos pasaban lentos, eternos, y nosotros yacíamos medio desmayados sobre el suelo, envueltos en una capa de sudor y partículas de arena del desierto, sintiéndonos en el infierno de Dante, y pensando qué poco costaba una noche en un hotel de cinco estrellas en esa ciudad, y qué imposible era despertar a las tres de la mañana a nuestros anfitriones para pedirles (rogarles) que nos llevaran allí. 


2. Un paseo en moto por los montes de Sapa, en el norte de Vietnam, sin casco y con la música sonando a todo volumen en mis auriculares. Cantando como una loca, sorteando baches, saltando sobre piedras, pasando por pequeños riachuelos que atravesaban la carretera, disfrutando todo el tiempo de unas vistas preciosas a los valles de Sapa, sus pequeños poblados y sus campos de arroz en bancales. Un momento de felicidad plena.

jueves, 7 de marzo de 2013

Sobre libros y bibliotecas

Son malos tiempos para los libros, como objeto físico. La crisis, unida a la subida de precios y a tener los libros más caros de Europa, hace que las ventas en las librerías vayan descendiendo vertiginosamente. El gasto en libros es absolutamente prescindible cuando no tienes con qué pagar la hipoteca o darles tres comidas calientes diarias a tus hijos, sobre todo si hay alternativas, que las hay. Los pisos menguantes de hoy en día, nada que ver con los más de cien metros cuadrados de antaño, tampoco dejan mucho lugar para almacenarlos, quizás como mucho un par de estantes en las casa de los más osados. Los lectores electrónicos tan popularizados hacen posible poder leer sin necesidad de formato físico que haya primero que comprar (esto es así, y gracias a ello hay gente leyendo más que nunca incluso con la crisis), y después buscar dónde guardar.

Hay varias cosas que agradecerle al nuevo lector electrónico, además de ahorrar espacio en la casa. El ahorro a la hora de adquirir una lectura es evidente. Poder portar cientos de libros en el bolso para poder leer allá donde tengas la oportunidad, es una maravilla, y permite que una vez acabes un libro, no tengas que preguntarte cuál comenzar después, pues ya tienes varios nuevos fichajes esperando su turno. Este hecho, unido a una batería que dura un mes o más sin necesidad de cargarla, hace muy práctico poder llevar el lector siempre contigo sin tener que preocuparte por si funcionará cuando lo necesites o no, algo que a todas luces es una ventaja muy evidente con respecto a teléfonos o tabletas.

domingo, 3 de marzo de 2013

Una anosmia de narices



Esto de tener un bebé en casa es un desafío constante para el sistema inmunológico. La semana pasada llegó de la guardería con toses y mocos, un par de días le duró, los suficientes para transmitirnos el virus que fuera a su progenitor y a mí. Y de los dos, la peor parte me la llevé yo. Tras cinco días de goteo nasal intensivo, aquello empezó a complicarse y me obligó a ir al médico para ponerme a tratamiento de antibióticos. Aparte de bronquitis, he tenido la sinusitis más brutal de mi vida. Cada leve movimiento de cabeza era un martirio, la cabeza iba a estallar, mi nariz dolía como si hubiera pasado por un ring de boxeo, las mejillas y las mandíbulas se quejaban a gritos de dolor. Ha tardado en remitir cinco días tras el inicio del tratamiento. Ahora ya empiezo a ser persona de nuevo, lista para reincorporarme al trabajo de nuevo y dejar que me vapuleen los “virus” laborales.


Consecuencia de esta sinusitis han sido once días en los cuales he perdido al completo los sentidos del gusto y el olfato, e intermitentemente el del oído, que andaba medio taponado. Tres de cinco, no está mal. Ya me había pasado anteriormente, ¿y a quién no?, eso de perder el olfato, pero nunca duró más de uno o dos días. En esta ocasión he tenido tiempo suficiente para darme cuenta que el olfato es uno de los sentidos más subestimados que hay, y hacer unas cuantas reflexiones.

domingo, 24 de febrero de 2013

La máquina del Tiempo - La Niña: historias de Madrid (I) - 1999

Arranca aquí una nueva sección, La Máquina Del Tiempo. Un sitio donde publicar cualquier cosa del pasado (que dicen que fue mejor) que encuentre por ahí y piense que merezca la pena rescatar, o bien volver a sacar a la luz. Algunas cosas de mi viejo blog (dónde está Nemo? y dónde estará, que me pregunto yo a veces), algunos viejos recuerdos, algunos viejos escritos. Iremos viendo.

Inauguremos este barco, cómo no, con La Niña:

 

La Niña: crónicas de Madrid (abril 2007)

Tengo un libro escrito, aunque no lo tengo publicado. Lo escribí hará unos diez años, está sin terminar, ni siquiera está corregido, pero se puede y se deja leer, y me gustan hasta sus defectos. Es como esos cuadros inconclusos, el Adán y Eva de Klimt, por ejemplo, cuadros que te muestran su belleza aunque haya partes que tan sólo son un esbozo de lo que pudo haber sido. Así es la Niña: un esbozo de lo que yo pude haber sido, o quizás los cimientos para llegar a ser lo que luego fui, lo que aún estoy llegando a ser, en fin, quién sabe.

Inventé a la Niña cuando vivía y trabajaba en Madrid, en uno de los veranos más calurosos que he conocido. Quizás más que inventarla fue un exorcismo, una catarsis, la extraje de mí, y le inventé un vestido nuevo. La Niña era dura, cínica, egoísta, bastante misántropa. Pero mostraba al mundo una cara y una actitud que distaba mucho de la realidad, puro escudo. Actuaba todo el día. Creo que tenía una vena psicópata sin descubrir, de las que a nadie extrañaría si un día acabara entrando en su antiguo colegio, y liándose a tiros con las monjas y los profesores de allí.

sábado, 23 de febrero de 2013

La Caja Negra



Por fin he terminado La Caja Negra, de Amos Oz. Si hubiera tenido la oportunidad lo habría leído de una sentada, ni una vez habría levantado la vista de las páginas. Dios mío, este libro te atrapa, como una tela de araña. 

Aunque en seguida vi que no, que la tela de araña era la que los personajes iban tejiendo a través de sus cartas, de unos a otros, mediante un lenguaje cargado de sentimientos , lleno de rencor y heridas nunca cerradas, pidiendo explicaciones a destiempo, lanzando reproches y acusaciones a la vez que declaran su amor y pasión nunca superados, profiriendo gritos de auxilio, humillándose, humillando. Quemando las naves en lo que parece ser la última batalla, pero resulta ser una sublime partida de ajedrez.  Me encantó la frase que alude a la caja negra que pretende desenmarañar las causas del accidente, cuando ya es demasiado tarde. Pero no he podido evitar tener en mente durante toda la novela un tablero de ajedrez, e ir viendo, en cada nueva carta, mientras cada personaje desarrollaba su estrategia con gran maestría, qué pieza representaba cada uno en esta gran partida final.

 
La Dama Negra, con un poder infinito intentando llegar hasta el Rey, implacable, peligrosa, apasionada, usando todas sus armas, segura de su triunfo; su pérfido álfil (más que bishop sería un rabino), la torre apisonadora que despliega todo su poder actuando en nombre del Rey, un caballo saltarín alrededor del cual se fragua toda la partida, y unos pocos pero logradísimos peones, todos van desplegando su propio juego para intentar hacerse con el Rey, o con su fortuna. Donde uno piensa que juegan negras contra blancas, y se acaba dudando de quién juega con quién hasta el gran final

miércoles, 13 de febrero de 2013

La muerte y los niños - Der Tod und die Kinder



España: se muere de repente el padre de Carlitos y Martita, de 4 y 7 años. Los familiares deciden no decirle nada de momento a los niños para no traumatizarlos. Cuando empiezan a preguntar, les dicen que está de viaje, ya que su padre viaja mucho por trabajo. Al cabo de unos días de preguntas “y cuándo llega papá, y cuándo llega papá?” deciden contarle “la verdad”: su papá ha tenido que irse a vivir al Cielo y les ve desde allí, un día muy lejanos estarán todos juntos de nuevo.


Alemania: se muere de repente el padre de Karl y Marlene, de 4 y 7 años. La madre va a ver a un terapeuta que le enseña cómo informarles de la muerte del padre. Le cuenta que papá estaba muy enfermo pero no lo sabían, y tras unos días malito finalmente ha muerto, pero antes de irse les ha dejado un regalo a cada uno. Karl recibe un robot de piezas de Lego, y Marlene, una muñeca y un vestido de princesa. Los niños hacen sus preguntas y les responden a todo para despejar sus dudas y curiosidades.

España: empiezan los preparativos del funeral. Se decide por

martes, 5 de febrero de 2013

Esoterismos


Tengo una amiga que cree en las energías, la fuerza cósmica y magufadas parecida. Mi creencia en las mismas es de menos cuarenta en una escala del cero al diez. Sin embargo la escucho, por respeto a sus creencias, y porque no quiero encerrarme en eso de lo que ahora tanto se habla: “mi verdad”. Quién sabe, a lo mejor algún día me demuestra que podría estar en lo cierto.

Como este día.

Un día se empeñó en hacerme lo que ella llamó algo así como “constelaciones familiares”, que consistía en que yo le hacía mi árbol genealógico, le explicaba un poquito de cada familiar, y ella interpretaba por qué yo era como soy, o algo así.

No recuerdo demasiado. Pero sí una cosa: “sabes por qué todas las mujeres de tu familia sois mujeres fuertes? Porque, si te das cuenta, en tu árbol genealógico muchas mujeres antecesoras tuyas se quedaron sin marido de repente, sin una referencia masculina, y tuvieron que tirar para adelante ellas solas con los niños y demás. Por eso todas pensáis que no os hace falta una pareja, ni un hombre a vuestro lado, ni es indispensable que seáis madres. Porque tenéis dormido vuestro instinto femenino primigenio al pensar que antes o después estaréis solas, y que no podéis contar con nadie más que con vosotras mismas”. O algo parecido.