martes, 22 de octubre de 2013

Sed de conocimientos - Todo está en la red

Me asombra Internet. Me encanta la fuente de conocimientos tan grande que es. Sé que hay gente que entra en internet sólo para leer y enviar mails, otros para conectar con los amigos en chats y redes sociales, quizás para jugar online con otras personas, conocidas o no, los hay que la usan para bajarse una película o el último disco de Lady Gaga, para sacarse un billete de avión o reservar un hotel, y cómo no, Internet is for porn.

A mí todo esto me parece como el que utiliza un libro para calzar una mesa: un desperdicio.

Internet es el agujero negro de las mentes inquietas. En el momento que necesitas información sobre cualquier cosa, basta con coger un portátil, una tablet o un smartphone con conexión a la red (esto último hace que la herramienta más útil del mundo pueda ir con nosotros a cualquier lado), teclear una pregunta o una temática, y en cuestión de décimas de segundos obtener la respuesta que buscabas. Hasta qué punto no estará este recurso presente en mi vida, que mentalmente divido mis interrogantes entre los que internet puede resolver y los que no. Estos últimos, aquellas preguntas que no se responden por Internet, son las que demuestran ser las más importantes, las que me identifican como persona, las que más duele no poder resolver: cómo hacer para superar la muerte de un ser querido. Por qué me ha dejado mi novio. ¿Me conviene seguir con esta situación? ¿Debería dejar mi trabajo actual? Cómo hacer para proteger a mi hija de todas las amenazas que la rodean. Cómo educarla correctamente. Cómo ser una buena madre. ¿Cómo hago para encontrar un trabajo? ¿Qué debería ser de mayor? ¿Cuánto tiempo más podré disfrutar de mi madre? ¿Estaré desperdiciando los mejores años de mi vida? ¿Hay alguna amenaza a la vuelta de la esquina?



A nada de eso contesta la red. Supongo que los tarotistas se congratulan por ello. El hecho es que estoy tan acostumbrada a que Internet tenga respuesta para casi cualquier pregunta que tengo, que cuando no encuentro la que busco, la desazón es doble. Me siento mucho más que perdida.

Pero quitando ese tipo de dudas, Internet es el manantial que alimenta el conocimiento, las ideas y la creatividad. Me encanta irme de viaje y poder consultar previamente la historia, curiosidades, idiosincrasia, gastronomía, rutas para pasear, recomendaciones de tiendas y restaurantes del sitio donde voy a ir. Antes existían las guías de viaje, pero el apartado de sitios donde ir cambia demasiado a menudo como para que sean completas. No merecen la inversión a menos que las quieras guardar de recuerdo (ahí está la colección de la Lonely Planet de mis viajes, de los tiempos previos a los smartphones). Prefiero comprar un buen libro de fotografía de París o de Historia del Antiguo Egipto a la vuelta del viaje, que no es cuestión de cargar con ellos.

Al otro lado del conocimiento, se encuentra el que no arroja utilidad a corto plazo, pero sin duda son la mejor inversión para la mente. Recuerdo cuando en el colegio estudiábamos Historia y siempre deseaba poder llegar al siglo XX y que alguien me explicara ese clima que había en España, esa situación tan especial de la que hablaban los telediarios. Qué había pasado en el tiempo de mis padres. Pero todo se reducía a una guerra que había habido, un régimen dictatorial de 40 años, y una transición a la democracia. El siglo XX resumido en una línea. Para saber más busque en los libros, les quedaba por decir. Hoy, además de haber más libros sobre el tema, puedo navegar (palabra perfecta) por montones de páginas de historia, hemerotecas, programas y videos a la carta, versiones desde uno y otro lado de la barrera, para empaparme del tema hasta decir basta. Y es que alguna vez tienes que decirlo, pues la fuente de material es inagotable. Lo mismo me pasaba con religión, de qué van esas otras religiones? En qué consiste el islamismo? Qué predica el Corán? De dónde viene el judaísmo, qué tradiciones y creencias lo forman? Cómo se clasifica el budismo y el hinduísmo dentro de las religiones? Gracias a Internet he podido informarme hasta saciar esas curiosidades.

Cuando de niña buscaba alguien que me explicara cómo se creó el Universo, nadie sabía ir mucho más allá del Big Bang. El conocimiento estaba mucho menos avanzado, pero los pocos libros que se encontraban sobre el tema estaban escritos desde un punto de vista demasiado técnico, o yo no sabía encontrar los que me explicaran en palabras comprensibles para mí la respuesta que yo buscaba. Ahora hay libros maravillosos que puedes encontrar gracias a que son recomendados en las páginas y portales temáticos por los que navegas, que puedes comprar si quieres ampliar los conocimientos que te ofrece la red. Es un sueño.

Descubrí el maravilloso mundo de los fractales y del Mandelbrot o el conjunto de Julia gracias a Internet. No me imagino cómo podría haberlo descubierto si no es a través de la red. Mandelbrot es como un gran caleidoscopio con el que distraerse en mundos infinitos de fractales con un ritmo y orden perfectos, ininteligible para nuestro cerebro limitado, pero no por ello lo dejamos de ver. Parece magia.

 
Siempre me ha gustado hacer labores. Los trabajos repetitivos en los que se avanza poquito a poquito, sin prisa pero sin pausa, sin dificultad, hasta obtener un gran resultado que casi nos cuesta entender de dónde ha salido. El año pasado conseguí cumplir un deseo, aprender a hacer ganchillo o crochet, como lo queráis llamar, gracias a mil videos y tutoriales que hay en la red. Estupendos y descriptivos todos ellos. La colcha de grannys square que le hice a la meloncilla, o mi chal crescent moon son pruebas de mi aprendizaje de crochet online.  También he aprendido a hacer mermelada.



 
Internet me enseñó a pintar con acuarela (bueno, esto último tengo que perfeccionarlo un poco más). A retocar fotografía con photoshop. Blogs y páginas donde te enseñan a escribir. A gestionar el tiempo. PNL. A meditar. A mejorar la técnica nadando o hacer una tabla para llegar a correr largas distancias. A aprender alemán de negocios. A dibujar con vectores. A dejar de fumar. A arreglar una cisterna. Ajedrez. A tejer amirugumis. A hacer un comic con mis fotografías. A tocar la batería (vale, tampoco he llegado a ser Bonham, pero un profesor particular no me habría enseñado mucho más y me habría costado una pasta). Es interminable la de cosas que he podido aprender gracias a Internet. Mi agradecimiento no tiene límites.

Últimamente, con el descubrimiento de Pinterest, paso las horas muertas viendo fotos y cogiendo ideas de tomas que estimulan mi interés: artesanías con cristales de mar (seaglass) y madera de deriva (driftwood), librerías y cuadros para la habitación de la meloncilla, muñecas artísticas (son obras de arte multidisciplinarias que se pueden llegar a cotizar a más de sesenta mil dólares), patrones de crochet, y a través de los patrones he descubierto que esos garabatillos geométricos que siempre me han gustado tienen un nombre en la red: zentangle (o también doodle). Ahora me relajo un rato al día tirando líneas y copiando patrones (ya llegaré a crearlos), y he empezado un art journal que espero poder continuar.

 

Los fractales, el crochet, los zentangles... al final, con todo lo anárquica que soy, resulta que me gustan los patrones. De alguna manera me dan paz.

Me encantaría que existiera una red social tipo Pinterest, donde cada persona pudiera tener su colección de tableros donde colgar los enlaces de interés que hallara sobre los temas que le apetezcan, tanto links a páginas y portales que se van actualizando, como artículos que quieres rescatar en un momento dado y no quieres que se pierda cuando la página ya no se encuentre (creo que hay algo llamado memoria caché que sirve para eso), blogs que sueles consultar por sus recomendaciones o contenidos, canales de youtube sobre el tema en cuestión, también fotos o archivos de sonido, incluso foros interesantes sobre el tema. Poder a la vez poder entrar en otros tableros de personas con el o los mismos intereses que uno mismo para ver sus contenidos. No tengo donde organizar tanto conocimiento como voy encontrando y que me gustaría poder consultar en el futuro, de tantas temáticas diferentes. Me pasa un poco como este blog: yo soy un compendio de todas esas cosas, demasiado polifacética para guardar una línea monotemática.

Estoy segura que sería un bombazo.

 

 

 


3 comentarios:

  1. Qué bien expuesto.

    Podriamos llamar vida a todo aquello que Google no puede responder :) Dentro de poco, valiéndose de la inteligencia social, lo mismo ni eso. Me gusta el enfoque, Internet es una poderosísima herramienta que está cambiando nuestras vidas de manera tan poderosa como la tele en los 60, ha vertido sus raices en todos los campos y a todos les está dando la vuelta y adaptándolos a su realidad, al amor, a las compras, a la música, a los juegos. Nada parece escapar a su influjo, si bien como aseguras, todos tenemos un uso limitado de su potencialidad inmensa.

    Internet para los autodidactas y para la gente con sed de conocimiento es un caudal inagotable. De ahí la importancia de estar enfocado, de aprovechar muy bien el tiempo porque con tantas variables la posibilidad de distraerse es exponencial. A mí, que me encanta buscar cursos online y aprender desde la red, lo siento ya como una extensión de mí.

    Saludos.

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    1. Obviamente, sería ingenuo pretender que uno puede aprovechar todas las oportunidades que ofrece la red. Esto sería como querer hacer aprovechar nuestro cerebro al 100%: imposible. Cada cual decide qué es lo que le interesa del gran banquete que es la red. Es sólo que para mí, el conocimiento volcado ahí es como el plato principal. El resto no son más que chucherías, aperitivos...

      Pensar que nosotros ese conocimiento no lo teníamos tan accesible, había que ir a una biblioteca o librería y encontrar el/los libros en cuestión, mientras que ahora lo llevamos en el bolsillo, es una cosa; pensar que hay muchos jóvenes en el mundo con acceso a Internet que pueden usarlo para desarrollar su potencialidad, un maestro virtual para todo aquel que tenga una conexión accesible, es como estar acabando con el hambre (de conocimiento) en el mundo. Sin duda, la Red pasará a la historia como uno de los grandes inventos de la humanidad.

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  2. Y sin embargo nunca fue intuida, me refiero a su descubrimiento. Tengo una colección de Salvat de finales de los 70 dedicada precisamente a las grandes temáticas actuales y futuras de la humanidad, desde viajes espaciales a fosas abisales. Ni como concepto individualizado ni dentro de los ordenadores, la irrupción de internet y su radical transformación de las cosas fue presentida.

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