miércoles, 8 de octubre de 2014

Declaración de amor incondicional


Querida Meloncilla,


Hoy cumples tres añitos. Anoche te dejamos puestos todos tus juguetes en el salón, y esta mañana he distribuído un “caminito de chuches” de tu cama a los juguetes, para que tuvieras esa sorpresa por primera vez en tu vida. Te hemos despertado dándote besitos y felicitándote. Hemos puesto una ollita en tus manos para que fueras metiendo las chuches que ibas encontrando, cada una para ti era como un pequeño tesoro. Al llegar al final y ver tus regalos has soltado un gritito de alegría, te has olvidado de las chuches y te has puesto a descubrir tus nuevos juguetes y a enseñárnoslo. Lo hemos grabado todo en vídeo. Ha sido una mañana de cumpleaños sensacional.
Momento en el que descubres los regalos al final del caminito de chuches.
 

Hoy cumples tres años, y me parecía un momento tan bueno como cualquier otro para dejar por escrito lo mucho que te amo. Eres adorable, y le das felicidad a mis días. Tal y como tú me contabas el otro día “Yo eztaba en una eztella, y me caí en la badiguita de mamá, y papá le dio un bezito a la badiguita de mamá, y cuando yo zalí era un degalo peciozo”. Eso sí que es tener visión de la realidad.

Esta noche, que no se entere tu padre, he dormido contigo. Me lo merecía, también es mi cumpleaños como madre. Estamos en plena lucha contigo para conseguir que duermas sola. Es un fastidio, pues lo que más me gustaría toda la vida es dormir a tu lado, darte besitos, que me pongas tu manita en mi cara, reproduciendo lo que yo hacía contigo cuando eras un bebé. Oírte respirar, olerte en sueños, abrazarte… Soy una pesada, lo sé, pero es que me vuelve loca estar contigo. Tengo una permanente sensación de la fugacidad del tiempo, e intento atesorar cada momento contigo, disfrutando y guardando cada pequeño detalle en mi memoria, para poder sacarlo y rememorarlo, volver a disfrutarlo, cada vez que tengo un minuto libre.

Jamás hubiera pensado que se podía querer tanto a alguien. Claro, eres mi hija, es normal que te quiera, eso pensarás. Pues no: es que adoro cómo eres. No cambiaría absolutamente nada de ti. Me encanta tu sonrisa, y la risita de cascabel que tienes que contagias a todo el mundo a tu alrededor. El día que descubras el poder que tiene tu risa, dejarás de enfurruñarte tanto. Adoro cuando poner morritos, esos morritos rojo de carmín que la naturaleza te ha dado, fruncidos en un besito de enojo. Y cuando te imito, te sale la sonrisa que llevas dentro, y a duras penas consigues contener tus morritos de enfado a la vez que te ríes. En esos momentos te comería a besos.

Me encanta que tengas carácter. Eres tozuda, pero es porque sabes perfectamente lo que quieres, y lo defiendes. Es fantástico tener tan claro las cosas. Eres independiente, y te estás creando un bonito mundo interior que va a acompañarte toda tu vida. Eres aún un poquito tímida con los otros niños, como también lo era tu madre a tu edad. Eso no quita que el día de mañana seas sociable y tengas muchos amigos. Pero tienes un gran sentido de la individualidad, y eso es fantástico. No hay nada peor que las personas que no saben estar solas en la vida. La soledad hay que aprender a disfrutarla, y a defenderla con uñas y dientes. Aunque a veces sea a costa de los que más queremos.

Eres muy, muy cariñosa. Te encanta dar besitos y que te los den. Tenemos suerte, porque no hay nada más que me guste a mí que darte besitos. A veces me sale la vena “gigil” contigo, y nos damos besitos monstruo. Tú también me los das, parece que me los incrustaras en la mejilla. Me chiflan tus besos monstruo. Como también tus besos de I love you en los morritos. No sé cómo podría vivir sin tus besos, es el alimento de mis días, junto con tu risa.

Hoy cumples tres añazos. Pienso en la niña en la que te estás convirtiendo, y en la gran mujer que te convertirás dentro de, todavía, muchos años. Una mujer independiente, decidida, que sabe lo que quiere, con carácter, risueña, guapa a rabiar, y no por esos ojazos verdes o tus morritos de fresa, sino porque eres preciosa por dentro, y eso al final siempre sale fuera. Espero que aprendas pronto a controlar tu carácter. Que las cosas que de verdad merecen la pena son las que más cuestan. Que si te aplicas en algo y eres constante, conseguirás cualquier cosa que te propongas. No dejes de perseverar, es la única manera de obtener frutos. Y si encuentras alguna otra, créeme que no merecerá la pena, ni disfrutarás tanto con sus logros.

La vida merece la pena disfrutarla, y es el regalo más grande que te hemos podido dar. Espero que también te podamos dar una infancia muy feliz. Si alguna vez te llevas algún disgusto por mi culpa, porque no te quiero dar algo o no estoy de acuerdo contigo, piensa que estoy intentando hacerlo lo mejor que puedo. Me encantaría dártelo todo, siempre, sin límites, pero sé que no es el camino para hacer de ti una mujer que sepa disfrutar de lo que tiene, y no limitarse a ansiar más y más, sin disfrutar después con lo conseguido. La felicidad se encuentra más en disfrutar el momento, ser consciente del mismo, que en pensar lo que puedes conseguir en el futuro, aunque planear esté bien de vez en cuando. Mi intención es buena, aunque a veces también puedo equivocarme. Además, que no se nos olvide que tenemos que pasar tu adolescencia, quizás en esos momentos pienses que soy tu enemiga o me odies. No te preocupes, yo también he pasado por eso, sé que es será una fase complicada, pero necesaria. Nunca pierdas de vista que, aunque no lo creas, estoy siempre de tu lado, y del de tu beneficio. Espero que no me guardes mucho rencor por las decisiones que tenga que tomar, y que si un día decidas tú también ser madre, me comprendas. Criar y educar un niño es la tarea más complicada, porque sólo tienes esa oportunidad. Porque vas dando palos de ciego, y no sabes si lo estás haciendo bien. Criar y educarte a ti, que eres el librito en blanco más maravilloso del mundo, más lleno de potencial, es una gran responsabilidad además. Me siento como si hubieran puesto en mis manos el regalo más preciado de la naturaleza, tan valioso que asusta. Da miedo estropearlo. Pero te prometo que intentaré sacar de ti tu mejor tú. Respetaré cómo eres y lo que te gusta, intentaré enseñarte los caminos que considero adecuados, pero si alguna vez cometes errores, estaré a tu lado para decirte que no pasa nada, que equivocarse es el camino para acertar, pues pocas veces se acierta a la primera. Y que lo más importante en esta vida, siempre, siempre, es ser positiva y mantener una actitud alegre, mantenerte fiel a ti misma, y guardar siempre un comportamiento ético. Recuerda siempre estas tres cosas, es lo más importante que me gustaría enseñarte.

No sé cuántos días juntas nos depara el futuro, una siempre piensa que le queda toda una vida por delante, pero la realidad es que no sabemos cómo de larga será esa vida. Si algo se me concede pedirle a la vida, es no faltarte nunca, poder estar siempre a tu lado, al menos hasta que seas una mujer adulta, fuerte, y hayas construido tu futuro y la familia que hayas decidido. Quiero poder seguir mirándote llena de orgullo por todo aquello que has conseguido, como ya te miro cada día con cada nuevo logro. Pero si eso no me fuera dado, quiero que sepas que trajiste la felicidad plena a mis días. Que yo, que ya sabía lo que era ser feliz, y había disfrutado mucho de mi vida, no cambiaría ni un solo día contigo por poder volver a vivir todo aquello. Me siento tan afortunada de que estés a mi lado. De que hayas sido tú, precisamente tú, mi hija, con tus virtudes y tus defectos, entre todos los trillones de combinaciones posibles. Es algo que me alucina, y me emociona.

Vive una vida feliz. Recuerda que tu madre siempre te quiso mucho, te quiere y te querrá. Que eres capaz de cualquier cosa que te propongas, y sobre todo, sobre todo, que en esta vida no importan las metas. Lo que importa es el camino. Aprécialo, y disfrútalo. Como cada noche disfrutamos juntas del jardín secreto de Sagarmata.

Mil veces escribiría que te quiero y no sería suficiente…

Un millón de besos monstruo.