Por qué me llamo
Nemo, o me gusta llamarme Nemo, tiene mucho que ver, cómo no, con la literatura,
aunque nunca supe las razones exactas por las cuales lo escogí como sobrenombre,
supongo que hay cosas, las realmente importantes, para las que uno no necesita
razones, simplemente las sabe.
Indagando sobre
este nombre que ya guarda tantas connotaciones distintas para mí, he buscado
distintos personajes reales o inventados que compartieran ese nombre, y no he
encontrado ninguno nuevo a los pocos que ya conozco. Quizás alguien pueda
ayudarme añadiendo algún Nemo más a la lista?
Capitán Nemo: por
orden de importancia, es el primero que debe aparecer en mi lista. Ha sido un
referente romántico en mi imaginario desde que era una niña. Dentro de la
bibliografía de Jules Verne es quizás el único personaje complejo que aparece
(la gran mayoría de los personajes de Verne son bastante planos), y el único
que aparece en más de una de sus obras, haciendo un cameo en “La Isla
Misteriosa” donde asistimos a su muerte-inmolación. Qué pena me dio aquél
relato! Tanto imaginé y suspiré de la mano del viejo capitán misántropo,
recluído por voluntad propia en su Nautilus, lejos de la raza humana, recorriendo
incansablemente tanta belleza submarina. Gracias a un comic de 20.000 leguas de
Viaje Submarino tengo grabadas en mi imaginario infantil las ruinas submarinas
de una Atlántida deliciosa, recorrida por los buzos con escafandras-caracolas,
rodeados de Gran Azul, así como la lucha contra el calamar gigante y otras
grandes sorpresas sobrecogedoras a mis ojos de niña. El Capitán Nemo fue
anterior a Cousteau, el Nautilus fue mi morada soñada, recorrer los fondos
submarinos mi gran sueño. Tuve que esperar muchos años para poder hacerlo, y el
gozo sigue siendo el mismo que el de aquella niña contemplando la Atlántida
siguiendo la estela del viejo Nemo.
Si la lista fuera
por orden cronológico, sería Ulises el primer Nemo en figurar en ella. Gracias
a la Odisea sabemos que Ulises consiguió escapar del cíclope Polifemo
diciéndole que se llamaba “Nemo”, es decir, “Nadie” (Nemo sum). “Me
preguntas, Cíclope, por mí ínclito nombre. Te lo diré al punto, pero me
otorgarás el don que acompaña a la hospitalidad, tal como me lo prometiste.
Nadie es mi nombre. Nadie me llaman padre, madre y demás amigos.” Cuando Ulises le clavó una lanza en su
único ojo y vinieron otros cíclopes en su ayuda, lo tomaron por loco cuando
este les dijo “Ha sido nadie!” (o “no ha sido nadie”). Me gusta llamarme Nemo,
y que Nemo signifique Nadie. No es extraño que Jules Verne lo escogiera como
nombre para su mítico personaje, desaparecido de la faz de la tierra por
voluntad propia (aunque haciendo de las suyas contra la armada británica desde
los mundos submarinos, ah, viejo terrorista).
Hablando de
desaparecidos por voluntad propia, me ha recordado Hermano E. en su comentario
otro Nemo famoso, éste ya real, pero también desaparecido de la faz de la
tierra, no sabemos si por voluntad propia o por accidente. Everett Ruess, cuya
historia viene bastante bien contada en un capítulo del libro “Into the Wild” de John
Krakauer. Tenía 20 años y esta carita de Leonardo Di Caprio en Titanic, ycuandovivía en
solitario por las montañas de Utah, en inmersión extrema con la naturaleza, con
sus dos burros, escribiendo y pintando acuarelas, apartado de cualquier
contacto humano (es acaso extraño que firmara sus escritos como “Nemo”?), cuando
desapareció un buen día no dejando más rastro tras de sí que el pequeño establo
provisional construido para sus borricos. Ha habido diversas teorías sobre su
muerte, una caída a un precipicio, río, un asesinato, incluso hay quien habla
de haberse ido a vivir con los navajos sin dejar rastro. En 1996 se encontraron
unos huesos que dieron por suyos, pero poco después se descubrió que pertenecían
a un nativo americano, así que su desaparición hoy en día sigue siendo un
misterio.
Volviendo al
mundo de lo imaginado nos encontramos con el pequeño Nemo, “Little Nemo in
Slumberland”, un comic extraordinario escrito a principios del s. XX donde un
pequeñajo viaja cada noche desde su camita a mundos oníricos fabulosos,
acabando cada una de las historias cuando se cae de la cama. He visto varias
viñetas por Internet, y sólo su alto precio me impide hacerme con el comic
original, aunque sé que algún día acabará siendo mío. Me parece una maravilla
atemporal digna de ser leída por cualquier niño o adulto en cualquier momento.
Por fin un Nemo que no lo pasa tan mal! A pesar de los coscorrones que se lleva
cuando se cae de la cama.
El último Nemo
conocido, aventurero como todos los anteriores, es el personaje de pixar que
quiere librarse del abrazo protector de su padre y demostrarle que no es menos
que nadie, a pesar de su mínima aleta lateral. Finding Nemo es, indudablemente,
una de mis películas favoritas. Más allá de las peripecias del pequeño Nemo, la
prodigiosa plasmación del mundo submarino, sus habitantes, sus cadencias y los movimientos
sinuosos, hacen las delicias de cualquier enamorado del mismo. Yo quiero vivir
dentro de esa película. Como anécdota sirva decir que la película es posterior
a mi sobrenombre de Nemo, aunque al ser éste último el más popular, aún haya
quien me identifique más con el pececillo que con el viejo y huraño Capitán, o
el famoso héroe homérico.
Cinco Nemos.
Cuatro de ficción, uno real. Todos aventureros. Algunos trágicos, otros
enternecedores, todos pasando por dificultades, ninguno convencional.
No sé por qué me
llamo Nemo. Me gusta que haya tan pocos Nemos y tan escogidos. Me gusta la
sonoridad del nombre. Me gusta que signifique Nadie. Soy más yo cuando soy Nemo.
Nunca supe que Everett firmó como Nemo sus pocas obras, tampoco de ese cómic tan antiguo y sorprendente.
ResponderEliminarGracias.
Merece la pena echarle un vistazo al comic, es una maravilla visual. Busca también un doodle dedicado a Little Nemo, tiene un par de años, te encantará.
ResponderEliminarSaludos desde la Atlántida ;)