Tengo una amiga
que cree en las energías, la fuerza cósmica y magufadas parecida. Mi creencia
en las mismas es de menos cuarenta en una escala del cero al diez. Sin embargo
la escucho, por respeto a sus creencias, y porque no quiero encerrarme en eso
de lo que ahora tanto se habla: “mi verdad”. Quién sabe, a lo mejor algún día
me demuestra que podría estar en lo cierto.
Como este día.
Un día se empeñó
en hacerme lo que ella llamó algo así como “constelaciones familiares”, que
consistía en que yo le hacía mi árbol genealógico, le explicaba un poquito de
cada familiar, y ella interpretaba por qué yo era como soy, o algo así.
No recuerdo
demasiado. Pero sí una cosa: “sabes por qué todas las mujeres de tu familia
sois mujeres fuertes? Porque, si te das cuenta, en tu árbol genealógico muchas
mujeres antecesoras tuyas se quedaron sin marido de repente, sin una referencia
masculina, y tuvieron que tirar para adelante ellas solas con los niños y
demás. Por eso todas pensáis que no os hace falta una pareja, ni un hombre a
vuestro lado, ni es indispensable que seáis madres. Porque tenéis dormido
vuestro instinto femenino primigenio al pensar que antes o después estaréis
solas, y que no podéis contar con nadie más que con vosotras mismas”. O algo
parecido.
Pensé: qué
chorrada. Mi madre siempre quiso ser mi madre, y aunque mi hermana no (y ahora
tiene dos niños) y yo tampoco (por entonces no era madre aún), mi hermana, al
contrario que yo, siempre ha tenido parejas fantásticas y fuertes a su lado,
nadie que la anule sino todo lo contrario. Pero sí que es verdad que hay varias
mujeres solas en mi familia, casi el 50% de las que allí figuraban: mi padre se
quedó huérfano con once años, así que le criaron entre su madre y su tía. Después
perdió a su hermano por una leucemia cuando contaba con poco más de cuarenta
años. Mi tía, la hermana de mi madre, se quedó viuda cuando su marido no
llegaba a los cincuenta. Y esto se repetía en unos cuantos casos. También mi
madre es viuda hoy en día, ha superado ya en más de diez años al que fue mi
padre. Será verdad que por eso las
mujeres de esta familia somos fuertes? Tiene lógica si pensamos que, al haber
sido criados por mujeres solas, fuertes e independientes, hayamos aprendido a
ser fuertes e independientes también, y un punto solitarias de vez en cuando.
Me acordé de esta
historia hace un par de días, cuando mi hermana me comunicó que finalmente su
marido había fallecido en Tel Aviv, en pleno viaje de negocios, tras cuatro
días entre la vida y la muerte. Precisamente mi hermana es una de las mujeres
más fuertes e independientes que conozco, pero había hallado en su pareja un
compañero fabuloso que la quería, la apoyaba, la estimulaba, y compartían mil
aficiones, casi todas ellas deportivas (montañismo, escalada, maratones, etc.),
así como quería y estimulaba a sus dos hijos, de cuatro y siete años ahora
mismo. El mayor completó el verano
pasado su primer fin de semana de escalada, llegando hasta la cumbre tras dos
días de trepar por una cuerda y dando lugar a una de las fotos padre-hijo más
bonitas que he visto en la vida. La pequeña consiguió hace poco su medalla de
bronce por sus primeros mil metros en la montaña, su foto aún está en el perfil
de facebook de mi cuñado. Se volcaba en disfrutar y alentar a sus hijos y a su
mujer, era un hombre positivo y vital. Sin embargo llevaba una bomba de
relojería dentro y no lo sabía, y no ha
habido fortaleza física ni vitalidad capaz de luchar contra ella.
Me pregunto si mi
amiga, la esotérica, tenía razón y las mujeres de esta familia estamos “condenadas”
a estar solas, por circunstancias de la vida, o por convencimiento. Me pregunto
si a mí también me pasará. Me pregunto todavía más si la Meloncilla habrá
heredado nuestra fortaleza (carácter desde luego que lo tiene), y si algún día
le hará falta para salir adelante en un trance similar. Y si es por eso por lo
que siempre he tenido claro que, antes de verla “mía”, he de verla “suya” y respetar
su forma de ser, tratar de hacerla independiente y segura de sí misma.
Me pregunto si
las mujeres de mi familia están haciendo de las suyas desde el pasado.
También soy de los de menos cuarenta y también tengo amigos que interpretan energías y cosmogonías como si el universo estuviera más poblado de espíritu que de materia.
ResponderEliminarLa interpretación de tu amiga parece muy atinada y, desde luego tú la fundamentas y circunscribes muy bien. ¿No tiene que ver esto con la psicología más que con otra cosa? Psicología de tu amiga para describirlo y psicología tuya para adaptarlo.
No sé como será tu hija, muchas veces los hijos se rebelan contra sus progenitores. No creo que sea el caso. En la última frase dejas claro que tú no vas a ser así. Nadie duda de que te hará falta comprensión con los alocados que son los jóvenes hoy en día pero desde la naturaleza de esa frase tengo claro que la tendrás siempre cerca y que en tu caso el vínculo de amiga se complementará con el de madre.
Saludos.
Bueno, una cosa sí está clara, que en parte somos como somos por lo que nos enseñan e inculcan nuestros padres y familiares desde nuestra más tierna infancia, que absorbemos como esponjas, incorporamos a nuestros esquemas mentales y reproducimos de manera inconsciente.
ResponderEliminarQuizás conocer las circunstancias nos lleve a desafiar ciertas creencias interiorizadas desde ni se sabe cuándo, romper algunas cadenas y ser más "nosotros" y menos "ellos". Esoterismo? Psicología? Programación neurolingüística? Llamémosle equis.
En cuanto a lo de ser amiga de mi hija... Ojalá, pero ya veremos! Es una tentación muy grande que tenemos las madres hoy en día, pero me consta que muchas veces tendré que ser madre por encima de amiga, hacer de "mala" para hacerla crecer, y eso nublará nuestra "relación de amistad" ;)