Por qué la gente
me cansa y necesito estar sola no es un misterio para mí. Siempre he sido así,
como tengo un color de ojos determinado. Lo que sí es un misterio para mí es
que haya tan poca gente que lo entienda, o que puede sentirse identificada
conmigo cuando cuento esto. O no está bien visto expresar este tipo de cosas, o
los que piensan como yo están bien escondidos.
Siempre he
necesitado mis espacios de soledad. No sólo para realizarme en distintos planos,
plásticos o intelectuales, también e imperativamente para darle un par de vueltas
a los principales aprendizajes del día, que pueden haber venido por algo que he
leído, que me han contado, que me ha pasado, que me haya sorprendido, por
alguna conclusión que he sacado, por distintas vías. No es algo consciente, no
es algo que me proponga hacer, es que simplemente funciono así. Necesito un rato
en soledad para digerir lo vivido.
Cuando estoy con
gente, especialmente si estoy en ambientes con mucha gente a la vez (una
reunión, una fiesta), me desubico fácilmente, me disperso mucho. Me siento
llevada por una marea, me veo hablando de todo y nada a la vez con distintas
personas, dejando conversaciones a la mitad porque la persona en cuestión es
interrumpida por otra que llega, o se acerca alguien para saludarme a mí. Voy
saltando de una persona a otra sin acabar de centrarme en ninguna, y
literalmente me voy mareando. Sobre todo me voy sintiendo agotada, saturada.
Aguanto más bien poco, el resto del tiempo tan sólo lo soporto. Todo lo que
pase de una hora en este tipo de situaciones es demasiado para mí.
Sin embargo, eso
no significa que no disfrute de la compañía. Disfruto saliendo con mis amigos,
charlando con ellos, aunque también con ellos soy más de un tú a tú. Si tengo
que participar en una conversación con varias personas, prefiero escuchar a
participar. No es que me aburra, al contrario, cualquier cosa me interesa, es
que me cuesta mucho seguir varios puntos de vista a la vez. Quizás tenga que
ver con que soy una persona bastante empática y cuando alguien me cuenta algo,
intento ponerme en el lugar de quien lo cuenta, en vez de quedarme simplemente
con sus palabras.
Es por todo ello
que, tal como empecé diciendo, la gente me cansa. No me pasaba tanto antes,
antes de la Meloncilla podía ir a una fiesta o estar en una reunión con mucha
gente, sabía que al final del día me esperaba la soledad en mi nidito y podría
empezar a soltar lastre. Necesito estar sola y lo necesito a diario. Si no lo
hago, la olla express que es mi cabeza se va llenando, y la válvula empieza a
girar. Necesito cederle el turno a mi diálogo interior y debatir conmigo misma,
para ir colocando cada cosa en su sitio, que todo encaje en mi manera de ver
las cosas. Necesito estar sola para hacer la digestión de la vida, y que ésta
me aproveche. Si no, llega un momento que pensamientos, charlas o vivencias sin
analizar se van escapando de la cabeza sin dejar el más leve rastro en la
memoria. Es así como explico el hecho de que cada vez me acuerde menos de cosas
que me han pasado recientemente. No tengo tiempo de procesarlas, luego no las
puedo fijar en la memoria. Necesito más tiempo. Más silencio. Menos gente a mi
alrededor. Me da rabia porque esto que digo me hace parecer un ermitaño, una asocial,
y no me siento así. Necesito ir más despacio, pero mi vida actual no me lo
permite. De un tiempo a esta parte no consigo estar sola, y lo noto. Y eso hace
que vaya pasando por mi vida sin poder procesarla:
"Hay
un vínculo secreto entre la lentitud y la memoria, entre la velocidad y el
olvido. Evoquemos una situación de lo más trivial: un hombre camina por la
calle. De pronto, quiere recordar algo, pero el recuerdo se le escapa. En ese
momento, mecánicamente afloja el paso. Por el contrario, alguien que intenta
olvidar un incidente penoso que acaba de ocurrirle acelera el paso sin darse
cuenta, como si quisiera alejarse rápido de la que, en el tiempo, se encuentra
aún demasiado cercano a él. En la matemática existencial, esta experiencia
adquiere la forma de dos ecuaciones elementales: el grado de lentitud es
directamente proporcional a la intensidad de la memoria; el grado de velocidad
es directamente proporcional a la intensidad del olvido" ("La lentitud",
Milan Kundera)
Y es también uno
de los motivos por los que ahora me cuesta tanto escribir, porque no tengo los
pensamientos ordenados y no tengo ni encuentro ninguna idea o conclusión a la
que llegar. Y es una lástima. Es como si hubiera perdido la facultad de ver la
vida en colores.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarCreo que yo también conozco a esa persona :)
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. Como todas las medicinas, la soledad no conviene tomarla en exceso.
Hola, me pasarías tu mail? Lei tu articulo y me senti bastante identificada. :)
ResponderEliminarClaro! Lo tienes en mi perfil. loarlo@gmail.com. Un saludo ;)
ResponderEliminarMuy buen articulo, 100% de acuerdo.
ResponderEliminarMe gustaria conocer a mas gente asi
Me identifico totalmente con esto, la soledad es necesaria para procesar todo, sin ella me saturo y me vuelvo irritable. Saludos
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBuenas,
ResponderEliminarcomo han llegado quienes comentan en este articulo hasta aqui?
atravez del buscador?
Yo en particular buscando un libro del Sacerdote Felipe Berrios:
http://diario.elmercurio.com/modulos/merc_ag/digerir/ficha.htm
Gracias.