Por qué me llamo
Nemo, o me gusta llamarme Nemo, tiene mucho que ver, cómo no, con la literatura,
aunque nunca supe las razones exactas por las cuales lo escogí como sobrenombre,
supongo que hay cosas, las realmente importantes, para las que uno no necesita
razones, simplemente las sabe.
Indagando sobre
este nombre que ya guarda tantas connotaciones distintas para mí, he buscado
distintos personajes reales o inventados que compartieran ese nombre, y no he
encontrado ninguno nuevo a los pocos que ya conozco. Quizás alguien pueda
ayudarme añadiendo algún Nemo más a la lista?
Capitán Nemo: por
orden de importancia, es el primero que debe aparecer en mi lista. Ha sido un
referente romántico en mi imaginario desde que era una niña. Dentro de la
bibliografía de Jules Verne es quizás el único personaje complejo que aparece
(la gran mayoría de los personajes de Verne son bastante planos), y el único
que aparece en más de una de sus obras, haciendo un cameo en “La Isla
Misteriosa” donde asistimos a su muerte-inmolación. Qué pena me dio aquél
relato! Tanto imaginé y suspiré de la mano del viejo capitán misántropo,
recluído por voluntad propia en su Nautilus, lejos de la raza humana, recorriendo
incansablemente tanta belleza submarina. Gracias a un comic de 20.000 leguas de
Viaje Submarino tengo grabadas en mi imaginario infantil las ruinas submarinas
de una Atlántida deliciosa, recorrida por los buzos con escafandras-caracolas,
rodeados de Gran Azul, así como la lucha contra el calamar gigante y otras
grandes sorpresas sobrecogedoras a mis ojos de niña. El Capitán Nemo fue
anterior a Cousteau, el Nautilus fue mi morada soñada, recorrer los fondos
submarinos mi gran sueño. Tuve que esperar muchos años para poder hacerlo, y el
gozo sigue siendo el mismo que el de aquella niña contemplando la Atlántida
siguiendo la estela del viejo Nemo.