Arranca aquí una nueva sección, La Máquina Del Tiempo. Un sitio donde publicar cualquier cosa del pasado (que dicen que fue mejor) que encuentre por ahí y piense que merezca la pena rescatar, o bien volver a sacar a la luz. Algunas cosas de mi viejo blog (dónde está Nemo? y dónde estará, que me pregunto yo a veces), algunos viejos recuerdos, algunos viejos escritos. Iremos viendo.
Inauguremos este barco, cómo no, con La Niña:
Inauguremos este barco, cómo no, con La Niña:
La Niña: crónicas de Madrid (abril 2007)
Tengo un libro
escrito, aunque no lo tengo publicado. Lo escribí hará unos diez años,
está sin terminar, ni siquiera está corregido, pero se puede y se deja
leer, y me gustan hasta sus defectos. Es como esos cuadros inconclusos,
el Adán y Eva de Klimt, por ejemplo, cuadros que te muestran su belleza
aunque haya partes que tan sólo son un esbozo de lo que pudo haber sido.
Así es la Niña: un esbozo de lo que yo pude haber sido, o quizás los cimientos para llegar a ser lo que luego fui, lo que aún estoy llegando a ser, en fin, quién sabe.
Inventé a la Niña cuando vivía y trabajaba en Madrid, en uno de los veranos más calurosos que he conocido. Quizás más que inventarla fue un exorcismo, una catarsis, la extraje de mí, y le inventé un vestido nuevo. La Niña
era dura, cínica, egoísta, bastante misántropa. Pero mostraba al mundo
una cara y una actitud que distaba mucho de la realidad, puro escudo.
Actuaba todo el día. Creo que tenía una vena psicópata sin descubrir, de
las que a nadie extrañaría si un día acabara entrando en su antiguo
colegio, y liándose a tiros con las monjas y los profesores de allí.