domingo, 24 de febrero de 2013

La máquina del Tiempo - La Niña: historias de Madrid (I) - 1999

Arranca aquí una nueva sección, La Máquina Del Tiempo. Un sitio donde publicar cualquier cosa del pasado (que dicen que fue mejor) que encuentre por ahí y piense que merezca la pena rescatar, o bien volver a sacar a la luz. Algunas cosas de mi viejo blog (dónde está Nemo? y dónde estará, que me pregunto yo a veces), algunos viejos recuerdos, algunos viejos escritos. Iremos viendo.

Inauguremos este barco, cómo no, con La Niña:

 

La Niña: crónicas de Madrid (abril 2007)

Tengo un libro escrito, aunque no lo tengo publicado. Lo escribí hará unos diez años, está sin terminar, ni siquiera está corregido, pero se puede y se deja leer, y me gustan hasta sus defectos. Es como esos cuadros inconclusos, el Adán y Eva de Klimt, por ejemplo, cuadros que te muestran su belleza aunque haya partes que tan sólo son un esbozo de lo que pudo haber sido. Así es la Niña: un esbozo de lo que yo pude haber sido, o quizás los cimientos para llegar a ser lo que luego fui, lo que aún estoy llegando a ser, en fin, quién sabe.

Inventé a la Niña cuando vivía y trabajaba en Madrid, en uno de los veranos más calurosos que he conocido. Quizás más que inventarla fue un exorcismo, una catarsis, la extraje de mí, y le inventé un vestido nuevo. La Niña era dura, cínica, egoísta, bastante misántropa. Pero mostraba al mundo una cara y una actitud que distaba mucho de la realidad, puro escudo. Actuaba todo el día. Creo que tenía una vena psicópata sin descubrir, de las que a nadie extrañaría si un día acabara entrando en su antiguo colegio, y liándose a tiros con las monjas y los profesores de allí.

sábado, 23 de febrero de 2013

La Caja Negra



Por fin he terminado La Caja Negra, de Amos Oz. Si hubiera tenido la oportunidad lo habría leído de una sentada, ni una vez habría levantado la vista de las páginas. Dios mío, este libro te atrapa, como una tela de araña. 

Aunque en seguida vi que no, que la tela de araña era la que los personajes iban tejiendo a través de sus cartas, de unos a otros, mediante un lenguaje cargado de sentimientos , lleno de rencor y heridas nunca cerradas, pidiendo explicaciones a destiempo, lanzando reproches y acusaciones a la vez que declaran su amor y pasión nunca superados, profiriendo gritos de auxilio, humillándose, humillando. Quemando las naves en lo que parece ser la última batalla, pero resulta ser una sublime partida de ajedrez.  Me encantó la frase que alude a la caja negra que pretende desenmarañar las causas del accidente, cuando ya es demasiado tarde. Pero no he podido evitar tener en mente durante toda la novela un tablero de ajedrez, e ir viendo, en cada nueva carta, mientras cada personaje desarrollaba su estrategia con gran maestría, qué pieza representaba cada uno en esta gran partida final.

 
La Dama Negra, con un poder infinito intentando llegar hasta el Rey, implacable, peligrosa, apasionada, usando todas sus armas, segura de su triunfo; su pérfido álfil (más que bishop sería un rabino), la torre apisonadora que despliega todo su poder actuando en nombre del Rey, un caballo saltarín alrededor del cual se fragua toda la partida, y unos pocos pero logradísimos peones, todos van desplegando su propio juego para intentar hacerse con el Rey, o con su fortuna. Donde uno piensa que juegan negras contra blancas, y se acaba dudando de quién juega con quién hasta el gran final

miércoles, 13 de febrero de 2013

La muerte y los niños - Der Tod und die Kinder



España: se muere de repente el padre de Carlitos y Martita, de 4 y 7 años. Los familiares deciden no decirle nada de momento a los niños para no traumatizarlos. Cuando empiezan a preguntar, les dicen que está de viaje, ya que su padre viaja mucho por trabajo. Al cabo de unos días de preguntas “y cuándo llega papá, y cuándo llega papá?” deciden contarle “la verdad”: su papá ha tenido que irse a vivir al Cielo y les ve desde allí, un día muy lejanos estarán todos juntos de nuevo.


Alemania: se muere de repente el padre de Karl y Marlene, de 4 y 7 años. La madre va a ver a un terapeuta que le enseña cómo informarles de la muerte del padre. Le cuenta que papá estaba muy enfermo pero no lo sabían, y tras unos días malito finalmente ha muerto, pero antes de irse les ha dejado un regalo a cada uno. Karl recibe un robot de piezas de Lego, y Marlene, una muñeca y un vestido de princesa. Los niños hacen sus preguntas y les responden a todo para despejar sus dudas y curiosidades.

España: empiezan los preparativos del funeral. Se decide por

martes, 5 de febrero de 2013

Esoterismos


Tengo una amiga que cree en las energías, la fuerza cósmica y magufadas parecida. Mi creencia en las mismas es de menos cuarenta en una escala del cero al diez. Sin embargo la escucho, por respeto a sus creencias, y porque no quiero encerrarme en eso de lo que ahora tanto se habla: “mi verdad”. Quién sabe, a lo mejor algún día me demuestra que podría estar en lo cierto.

Como este día.

Un día se empeñó en hacerme lo que ella llamó algo así como “constelaciones familiares”, que consistía en que yo le hacía mi árbol genealógico, le explicaba un poquito de cada familiar, y ella interpretaba por qué yo era como soy, o algo así.

No recuerdo demasiado. Pero sí una cosa: “sabes por qué todas las mujeres de tu familia sois mujeres fuertes? Porque, si te das cuenta, en tu árbol genealógico muchas mujeres antecesoras tuyas se quedaron sin marido de repente, sin una referencia masculina, y tuvieron que tirar para adelante ellas solas con los niños y demás. Por eso todas pensáis que no os hace falta una pareja, ni un hombre a vuestro lado, ni es indispensable que seáis madres. Porque tenéis dormido vuestro instinto femenino primigenio al pensar que antes o después estaréis solas, y que no podéis contar con nadie más que con vosotras mismas”. O algo parecido.